Historia 1985-2009

La Copa Miño también llamada Descenso Internacional del Miño en Lugo, que el 16 de mayo del 2009 llego a su edición número 53, es una de las regatas de piragüismo con más tradición de las que se celebran en el territorio nacional, a excepción del Descenso Internacional del Sella, que está considerada como la prueba más antigua. Desde sus comienzos, un 12 de octubre de 1951, la Copa Miño, despertó un gran interes entre la ciudadanía luguesa, de forma que contribuyó a la difusión y popularización de este deporte en la ciudad amurallada, a la que no se le discute su condición de cuna del piragüismo gallego. La Copa Miño, fue la llama en la que se cocieron las distintas generaciones del piragüismo lugués y también el pilar de una creciente tradición y afición que sigue a crecer de la mano de los éxitos de sus deportistas locales.
El trecho del cauce medio del Miño que discurre entre el puente de Rábade y las inmediaciones de la sede del Club Fluvial de Lugo, un trazado de unos 17,5 kilómetros de distancia, fue el escenario en el que miles de palistas dieron vida a la Copa Miño en este ya más de medio siglo de historia. Esta prueba, hoy singular, nació unida a las patronales en honor de San Froilán, tanto por la fecha de celebración de sus primeras ediciones como por la implicación de las distintas comisiones de fiestas en su organización. La posterior desaparición del apoyo de esta comitiva y las limitaciones presupuestarias fueron factores determinantes para que no se celebrara la Copa Miño entre 1957 e 1962, un sexenio oscuro al que le pondría fin la Federación Lucense de Piragüismo, que se responsabilizó en el año 1963 de la organización de la séptima edición de una cita deportiva que ya no volvería a encontrar obstáculos para su continuidad, gracias al respaldo social y al apoyo financiero de las entidades locales. En esta segunda etapa, la Copa Miño cambió su celebración en el San Froilán para el Corpus, otra fecha señalada en el calendario de efemérides de la ciudad sacramental y con climatología más benévola.
Pasados ya 58 años de aquella primera edición de la Copa Miño, y en una ojeada retrospectiva, apoyada siempre en el legado escrito dejado por el árbitro internacional lugués Jacinto Regueira Alonso, que también formo parte del primer comité impulsor de este evento, la historia de la Copa Miño rescata para a actualidad montones de nombres, recuerdos e imágenes siempre ligadas a la sensación de éxito que dan las victorias y con ellas la pervivencia histórica.
José Álvarez Granero y Antonio Moral, del Peña Trevinca, encetaron en 1951 el podio absoluto de la Copa Miño de K-2, mientras que Demetrio, un palista del Fluvial de Monforte  ganó la prueba de k-1, que no volvería a tener campeón hasta 1955 y lo hizo de la mano de José Pérez, del Fluvial de Lugo. Antes, en 1952, José y su hermano Gerardo Pérez ya habían conquistado la victoria de k-2, una modalidad en la que triunfarían al año siguiente Mario y Emilio García Blanco, del Grupo de Cultura Covadonga. Moisés Morán y Enrique Barro, de Villaviciosa, ganaron en 1955 la regata de K-2, en la que luego triunfarían Acierto Lorenzo y Ángel Baldés, también del Grupo de Cultura Covadonga, mientras que el también asturiano Manuel Álvarez ganaría la prueba de k-1.
Luis Cueto y Benito Rodríguez, de Avilés, prolongaron en 1963 el dominio asturiano en la k-2 de la Copa Miño, en la que Lo leí Román y Francisco Guerra, del Ensidesa, nos sucedería en el podio al año siguiente, cuando Pedro Cuesta, del Fluvial de Lugo, sumó su primera victoria en k-1, modalidad en la que volvería a imponerse en las ediciones de 1967 y 1970. Los palistas de Arriondas Javier Rivas y Juan Montes conquistaron la Copa Miño de K-2 en el 1965, cuando Antonio Figueroa, del Fluvial de Lugo, ganó la prueba de K-1, que en la siguiente edición sería dominada por Luis Cueto, que, junto con los Luis García Blanco, vencedores en k-2, protagonizó un podio asturiano.
Manuel Pérez y Ángel Villar ‘Chilares’, del Fluvial de Lugo, ganaron el K-2 en 1967 y evitaron que la Copa Miño hubiese “huido” de Lugo ese año, aunque las parejas avilesinas Ángel González y Antonio Estébanez, José García y Joaquín Fernández, y Luis Cueto y Ramón Fernández, coparían los podios de K-2 nos próximos años, en los que Luis Cueto, Pedro Cuesta ganaron las regatas de k-1.
La década de los años 70 dio éxitos en la Copa Miño para los palistas lugueses, sobre todo para Chilares, que sumaría hasta 1982 otras nueve victorias. Cinco de ellas fueron consecutivas en las regatas de k-1 disputadas entre 1973 y 1977. Antes, en el 1971, Chilares y Pedro Cuesta, del Fluvial de Lugo, ganaron ya la regata de K-2, un triunfo que Ángel Villar reeditaría en los años 1979, 1981 y 1982 con Alberto Campos, en el primero caso, y con Francisco Fernández, en los siguientes. El dominio de Chilares se alternó con las exhibiciones de Alberto Campos Villarino, que llegaría a sumar 10 victorias en la Copa Miño. En el 75 y en el 76 ganó las regatas de K-2 con José A. Fernández Marzán ‘Mus’ como compañero, puesto que ocupó José Antonio Mosquera al año siguiente. En este decenio solo Luis Cueto y Julio Fernández, del Ensidesa, y Esteban Vicente y Vicente Rasueros, de Salamanca, consiguieron sendas victorias en K-2, mientras que José María Corral ganó el k-1 de 1972.
Juan Luis Álvarez y Francisco Labra, de Los Cuervos de Pravia, y Álvaro Dobarro, del Naval de Pontevedra, ganaron el k-2 y el K-1 de la Copa Miño en 1978. Juan Carlos de Ana venció en la prueba de k-1 del 79 y, un año después sumó con José Luis Álvarez, la victoria en k-2, lo que permitió a Ángel Dobarro repetir éxito en la modalidad individual. Luis Gregorio Ramos Misioné escribiría su trozo de historia en la Copa Miño en el año 1981, cuando ganó la regata de K-1. Francisco Fernández Pino, José María Fernández Villamiel, Carlos Herrador, Miguel Blanco, Luis González y Manuel Barra se alternarían luego en el podio de la regata individual de la Copa Miño en esta década, en la que, junto a la pareja Ramón Busto y Carlos Cambiella, que había ganado el K-2 en 1987, fueron los únicos palistas capaces de disputarles las victorias a Chilares y a los hermanos Campos Villarino.
Los noventa fue también la época dorada de Modesto Teijeiro Valledor, que ya había ganado con Chilares el k-2 en las ediciones de 1988 y 1990. En los dos años siguientes, Tito Valledor se impuso en las regatas de k-1 de la Copa Miño, en la que aún volvería a sumar nuevos éxitos ya en K-2, entre 1995 y 1997, con Paco Vázquez y Marcos Meilán como compañeros. Vicente Llerandi y Emilio Ardines, de Cangas de Onís, vencedores del K-2 en 1991, y Olieras Diéguez, Eduardo González Alonso, Francisco Álvarez Alonso y Miguel Blanco López ganaron en esta época las pruebas de k-1 hasta 1997. Luego, Alberto Sánchez y Paco Vázquez se impusieron en el K-2 de la Copa Miño en 1998 y 1999, mientras que José Jubón y José Ramón Corral hicieron el propio en la regata de k-1.
Andrés Cangas y Alberto Peiteado, del Oviedo Kayak, ganaron el K-2 de la Copa Miño en el 2000, cuando Bernardo Sánchez Ouro consiguió la primera de sus tres victorias en la Copa Miño. El primero triunfo fue en la regata de k-1, que volvería a ganar al año siguiente, mientras que en el 2002 triunfaría en el k-2, con Antonio Polo. Así mismo, los asturianos Óscar Casero y Luis Martínez ganaron el K-2 en 2001.
Este baile de nombres en el más alto del podio de la Copa Miño acabaría a partir de entonces, que fue cuando apareció el nombre de Jesús Rodríguez León, ganador de la Copa Miño de k-1 entre lo 2002 y el 2005 y también en el trienio 2007-2009. El reinado de este palista del Barco de Valdeorras tan sólo fue truncado por Federico Vega, del Piragüismo Astur, en 2006. Una realidad semejante fue la que tuvo lugar en la competición de k-2, en la que Paco Vázquez, primero con Carlos Cantera y luego con Antonio Campelo sumó tres victorias entre 2003 y 2005, fecha a partir de la que Manuel Busto y Oier Aizpurúa comenzaron la cosechas triunfos de manera consecutiva incluso la edición celebrada el pasado año.